14 de enero de 2017

De pies secos y mojados

De pies secos y mojados
CARLOS A. MONTANER, Miami | Enero 14, 2017

Uno de los últimos actos de gobierno del presidente Barack Obama ha sido
legitimar la repatriación a Cuba de los "pies secos". Era una medida
solicitada insistentemente por la dictadura de Raúl Castro. Obama volvió
a complacerlo sin exigirle nada a cambio.

Los pies secos son los cubanos que llegaban a territorio norteamericano
sin visa, ya fuera por tierra, casi siempre en los puestos fronterizos
mexicanos; por mar en balsas o pequeñas embarcaciones; o por aire en
aeropuertos en los que aterrizaban en tránsito, supuestamente, hacia
otros países.

Los "pies mojados" –los cubanos que eran interceptados por los
guardacostas en el mar– ya eran deportados desde que Bill Clinton lo
decretó a mediados de los años noventa y pactó con Fidel Castro que los
aceptara, a cambio de otorgar a Cuba 20,000 visas todos los años.

Por otra parte, continúa vigente, mientras el Congreso no la derogue, la
Ley de Ajuste de 1966. Cualquier cubano que ingrese legalmente en
Estados Unidos, al año y un día de haber entrado en el país puede
solicitar la residencia.

Como la existencia de la Ley de Ajuste se debió a que Cuba se negaba a
aceptar la repatriación de sus ciudadanos, y algo había que hacer con
ellos para regularizar su situación, es probable que el Congreso de
Estados Unidos eventualmente elimine esa legislación, en vista de que
Raúl Castro ya los admite de regreso.

En todo caso, devolver a los cubanos que huyen de su país, dado que
emigran por razones materiales y no porque son perseguidos políticos, es
ignorar que la situación económica de la Isla es la consecuencia de un
sistema profundamente injusto e improductivo impuesto a sangre y fuego a
esa sociedad. En Cuba, menos los perseguidores, todos son perseguidos
políticos.

Además, miles de cubanos que habían emprendido la caminata hacia la
"tierra prometida" han quedado varados en las selvas de varios países
latinoamericanos, ya sin esperanzas de arribar algún día a Estados
Unidos. Se encuentran hoy a merced de mafias y coyotes. Muchos de ellos
morirán irremediablemente.

También se anunció el fin del programa de acogida preferencial de los
médicos "internacionalistas" cubanos que solicitaran la protección
acogiéndose a una medida dictada por George W. Bush. La mayor parte se
refugió en Colombia a la espera de que la embajada de Estados Unidos les
entregue las visas, como Washington había prometido.

Estos médicos son "esclavos de bata blanca" alquilados por Cuba a otras
naciones como Venezuela, Brasil, Angola o Argelia, lo que le ha ganado
al régimen de la Isla el sobrenombre de "gobierno proxeneta". La Habana
se reservaba entre el 80 y el 90% de los salarios de sus "esclavos",
abonados por las naciones donde prestaban los servicios. Hasta ahora
unos 8.000 han escogido la libertad.

Desde la perspectiva del régimen cubano estos profesionales tenían tres
funciones: procurar grandes cantidades de divisas (una de las mayores
fuentes de ingreso del Estado), servir de propaganda sobre la
solidaridad de la revolución y –algunos de ellos, los "policías"–
contribuir a labores de inteligencia.

El Gobierno de George W. Bush creó el programa para contrarrestar los
tres objetivos: privar de recursos a un país enemigo; neutralizar la
propaganda internacionalista con las constantes deserciones; y saber
exactamente lo que sucedía en las filas de la revolución, dado que los
médicos que escapaban eran una fuente inagotable de información.

¿Qué hará Donald Trump a partir del 20 de enero? Probablemente –nunca se
sabe con este contradictorio personaje–, no intentará restituir el
privilegio de los "pies secos" cubanos, porque sería incongruente con su
rechazo a los inmigrantes ilegales, pero tal vez restaure el programa de
acogida a los médicos, basado en el reconocimiento implícito de que Cuba
es un Estado enemigo, algo que George W. Bush y los presidentes que lo
precedieron en el cargo, republicanos y demócratas, tenían muy claro.

Para los asesores de Trump, los generales y los civiles, es obvio que la
Cuba de Raúl Castro es un adversario tenaz dedicado a perjudicar los
intereses de Estados Unidos y como a tal lo van a tratar.

Saben que el aparato cubano de inteligencia y propaganda es el principal
sostén de la Venezuela chavista y de los países del Socialismo del Siglo
XXI. Tampoco ignoran que los hábiles operadores de la Dirección General
de Inteligencia (DGI) cubana les han franqueado las puertas de América
Latina a Irán y a los terroristas islámicos, y no olvidan los recientes
envíos clandestinos de pertrechos de guerra a Norcorea o a los
narcoguerrilleros de las FARC y el ELN descubiertos en un puerto colombiano.

¿Le queda alguna concesión por hacer a Barack Obama? Por lo menos una.
Cuba le ha pedido encarecidamente que la víspera de abandonar la
presidencia libere a la espía estadounidense Ana Belén Montes, cuyas
delaciones le costaron la vida a algunos agentes norteamericanos. Obama
se lo está pensando.

Source: De pies secos y mojados -
http://www.14ymedio.com/opinion/pies-secos-mojados-Carlos_A-_Montaner-Cuba-politica-migratoria-EEUU-Obama-Trump-medicos-cubanos_0_2145385442.html

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