14 de enero de 2017

Cuando se pierde una esperanza

Cuando se pierde una esperanza
REINALDO ESCOBAR, La Habana | 13/01/2017

El fin de la política de pies secos pies/ mojados acarrea entre sus
múltiples consecuencias la pérdida de la esperanza para un gran número
de cubanos. Pocas veces en nuestra historia nacional una decisión tomada
fuera de las fronteras de la Isla ha tocado la vida de tantos nacionales
de una manera medular y definitiva.

Entre los afectados se encuentran los migrantes que ya se hallaban en
camino hacia Estados Unidos, también aquellos que vendieron sus
propiedades para sufragar los gastos del viaje, los que aguardaban
agazapados una oportunidad para desertar de una misión oficial o
simplemente quienes soñaban con escapar de la Isla. En total suman
decenas de miles de personas.

Sin embargo, hay un número mucho mayor. Incalculable. El que conforman
todos aquellos que veían en la posibilidad de emigrar una motivación
para comportarse con docilidad ante las dificultades. Son quienes
confiaban en que, llegado ese momento en que no soportarían más la dura
cotidianidad de la Isla, les quedaba una salida: la balsa, las selvas de
Centroamérica, la frontera mexicana, el Estrecho de Bering...

Como la última porción de agua que se lleva en la cantimplora al cruzar
el desierto, el salvavidas que la azafata muestra para casos de
emergencia o la bocanada de oxígeno con la que el buzo debe tratar de
alcanzar la superficie, la política de pies secos/ pies mojados
representaba para muchos en esta Isla la esperanza. La ilusión de que
llegados al límite siempre tendrían una tabla de salvación a la que
aferrarse.

"Si la cosa se pone fea arranco y me voy", era un pensamiento recurrente
que lo mismo aparecía en jóvenes que en mayores, en pobres o nuevos
ricos, en disidentes u oficialistas. Les aliviaba saber que la caja
cerrada en que se ha convertido Cuba tenía una puerta de salida. Quizás
nunca la usarían, pero era un bálsamo saber que allí estaba.

A partir de ahora no hay salvavidas bajo el asiento, agua en la
cantimplora para atravesar el desierto ni queda oxígeno con que volver a
la superficie. La única esperanza radica en que recuperemos el valor de
enfrentar nuestra realidad y asumamos las consecuencias.

Source: Cuando se pierde una esperanza -
http://www.14ymedio.com/blogs/desde_aqui/pierde-esperanza_7_2144855494.html

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