27 de marzo de 2016

En La Habana, hasta los muertos son objeto de disputas

En La Habana, hasta los muertos son objeto de disputas

Hay quienes venden títulos falsos de tumbas que parecen abandonadas
Algunas familias venden las tumbas para poder comer o pagarse un viaje a
Estados Unidos
Una tumba en buen estado puede valer $2,000, o el salario de ocho años
de un cubano de a pie

FRANCO ORDÓÑEZ
fordonez@mcclatchydc.com

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LA HABANA
La estatua de Jesucristo fue reemplazada con otra de la Virgen María. El
nombre en la lápida está cubierto con masilla, pero todavía se pueden
leer varias de las 13 letras.

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Pero fue cuando un sepulturero tatuado arrastró una maceta de piedra y
la colocó frente al lujoso mausoleo que se aclararon las interrogantes
sobre el propietario.

"Lo vendieron a otra familia", dijo el sepulturero mientras ajustaba la
maceta.

Se detuvo cuando vio la inscripción en la parte de atrás, que en
realidad era el frente porque estaba colocada al revés.

"Mire, mire", dijo. "Pedroso. Jacinto Pedroso. Agosto 24, 1955. Esa fue
la fecha en que falleció".

Los restos de Pedroso ya no descansan en el mausoleo. El año pasado, su
nieto, José Valdés-Fauli, un empresario de Miami, descubrió que los
restos de Pedroso habían sido trasladados a una fosa común en el
cementerio y habían vendido la tumba.

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Valdés-Fauli contactó al gobierno cubano y recibió lo que pensaba era
una respuesta positiva. En julio, el historiador de La Habana, Eusebio
Leal, le envió a Valdés-Fauli una carta en que le prometió investigar la
queja.

Valdés-Fauli quiere creer que el acercamiento entre Barack Obama y Raúl
Castro ayudará a solucionar el asunto. "Hay más interés en cooperar para
solucionar asuntos", dijo.

Pero hasta ahora no ha habido nada concreto, como dejó en claro una
visita al cementerio pocos días antes de que Obama se dirigiera a
Argentina desde La Habana.

Yossel García, el sepulturero, se subió a la tumba de Pedroso. Se paró
donde antes estaba la estatua de Jesucristo, que llamaba la atención de
los que pasaban. La estatua se cayó durante una tormenta hace unos años.
Y la nueva familia la reemplazó con otra de la Virgen María.

Pero la nueva familia nunca colocó restos dentro de la tumba. García
tanteó los bordes de la tumba, deslizó los dedos por el borde. No estaba
sellada.

"Está vacía", dijo.

No hay estadísticas disponibles sobre cuántos casos hay como el de
Pedroso. El cementerio donde lo enterraron al fallecer a los 72 años, la
Necrópolis de Cristóbal Colón, es uno de los mayores y más destacados de
las Américas. El terreno de 138 acres es conocido por su asombrosa
iconografía y grandes estatuas de mármol. En sus mausoleos descansan los
restos de familias cuyo prestigio y riqueza hizo que muchas se marcharan
al exilio tras el triunfo de la revolución, en los años 1960.

La reventa de estos mausoleos no es cosa frecuente, dijo Miguel Pons,
diácono de la iglesia ubicada en el centro del majestuoso cementerio,
pero ocurre de vez en cuando. A veces las venta es legítima, dijo Pons,
quien realiza 30 funerales al día, de unos cinco minutos cada uno.

Algunas familias venden las tumbas para poder comer o pagarse un viaje a
Estados Unidos, dijo, mientras se tomaba un respiro en su diario quehacer.

Una tumba en buen estado, dijo, puede valer hasta $2,000,
aproximadamente el salario de ocho años de un cubano de a pie.

Pero están los que se aprovechan de las familias vulnerables, que venden
títulos falsos de propiedad de tumbas que parecen abandonadas. Pons dijo
que ha advertido a los que vienen a preguntarle, interesados en la
compra de una tumba, que se aseguren de la legalidad del título.

"Es un riesgo, porque la gente compra las tumbas pensando que esas
personas ya no viven aquí. Y entonces el dueño se aparece cinco años
después, y eso crea un problema", dijo.

Pons dijo que cuando una familia regresó al lugar y vio que habían
limado el nombre de la familia en la tumba y sacado los restos,
expulsaron a los nuevos dueños. Los nuevos restos se llevan a una fosa
común y esa familia pierde su dinero.

Pero dijo que no estaba seguro del caso de Pedroso.

Jacinto Pedroso provenía de una prominente familia de banqueros. En 1913
fundó el banco y negocio de bienes raíces que al final sería el Banco
Pedroso. Era uno de los líderes del prestigioso Havana Yacht Club.
Cuando falleció, lo enterraron entre la élite que descansaba en el
cementerio, que hoy está lleno de cientos de mausoleos en homenaje a
políticos, revolucionarios, bomberos, periodistas e incluso
estadounidenses que fallecieron en Cuba.

Los diseños son estilizados. Hay una tumba que rinde homenaje a una
mujer que falleció jugando dominó y otra que tiene una estatua grande un
perro y su amo.

Valdés-Fauli visitaba la isla para la XII Bienal de Arte de La Habana
cuando descubrió que la tumba de su abuelo ya no tenía su nombre.

¿Qué fue lo primero que pensó?

"Nos lo quitaron todo", dijo en una entrevista desde Miami. "Y ahora
hasta nos quitan los restos".

Pero se sintió alentado por la carta de Leal, el historiador de La
Habana. "Como ferviente creyente en la resurrección de los muertos y la
vida eterna, estoy más preocupado por el daño hecho a la memoria de su
abuelo que por el destino de sus restos mortales, que Dios decidirá", le
escribió Leal.

Pero Valdés-Fauli también reconoció que le preocupa la demora en
solucionar el asunto.

García, el sepulturero, recuerda cuando la estatua de Jesucristo se
cayó. Dijo que sucedió durante una fuerte tormenta hace unos años.
Entonces miró hacia otro lugar.

"La estatua todavía está allí", dijo. "Está en la parte trasera".

La estatua, de tamaño real, está grabada en la memoria de García porque
tuvo que llevarla al taller a repararla. Es una caminata de unos 10
minutos, incluso sin la estatua al hombro. La estatua en cuestión está
ahora en un pequeño terreno, que parece un cementerio de estatuas.

Pero no está en tan mal estado. Le faltan varios dedos de la mano
derecha, pero el resto está casi intacto. Es posible repararla, pero
García duda que sea así, aunque ese es uno de los objetivos de Valdés-Fauli.

"Lleva varios años ahí", dijo García. "Nadie la ha tocado".

Source: En La Habana, hasta los muertos son objeto de disputas | El
Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/cuba-es/article68435262.html

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