Brindar y soñar en Cuba
Ninguna dictadura ha tenido el poder de prohibir la ilusión
Los grandes sectores marginados y empobrecidos brindarán por los
derechos que han perdido
Aquello no es un bloque de ciudadanos felices como afirma el sistema de
panfletos oficiales
RAÚL RIVERO
Madrid – Ninguna dictadura ha tenido el poder de prohibir la ilusión. No
hay celda ni revólveres que encierren o paralicen las esperanzas en el
porvenir. Así es que ni la policía, ni la escasez, la incertidumbre, las
palizas, la persecución, el acoso o la falta de recursos impedirán que
el 31 de diciembre la oposición pacífica, los presos políticos, los
periodistas independientes y los artistas rebeldes sueñen despiertos y
levanten una copa imaginaria o un jarro de aluminio real y escachado por
la libertad de Cuba.
Los grupos de poder del régimen y su feligresía de cómplices y
sirvientes también tienen sus ensueños. Elevarán, en el entorno de sus
limbos, copas reales para la celebración de otros doce meses y por la
eternidad en el dominio del país.
A su vez, los grandes sectores marginados y empobrecidos brindarán, sin
ponerle nombre y apellidos y sin mencionarlos o definirlos, por los
derechos que han perdido en más de medio siglo. Querrán hacer el convite
frente a una hoguera donde arda la libreta de racionamiento, bajen los
precios de los productos básicos para la mesa familiar y por que el
gobierno saque a sus funcionarios y sus fracasos de la intimidad de sus
casas, del presente y del futuro de sus vidas.
Entre estos cubanos que viven en las cunetas de la sociedad hay que
tener en cuenta las ensoñaciones de los que no creen en los cambios
anunciados ni esperan el resplandor de ninguna hoguera. Son los que, en
el turbión de los amigos, chocarán los vasos que es la única manera de
escuchar el ron con el ensueño de irse a otro país y encontrar la
libertad por cuenta propia.
En ciertos grupos pequeños de pícaros los festejos serán por la
confusión. Los tragos volarán para que continúe esta etapa en la que lo
que queda del socialismo recibe apoyos de unos retazos capitalistas y el
escenario es una tierra de nadie que se quieren repartir.
Agobiada por los desastres de su economía, la dictadura ha entreabierto
las puertas en busca de inversores. Con esa apertura, además, ha
convertido la isla en un escenario folclórico para muchos visitantes
extranjeros, artistas y celebridades que festejarán el año nuevo en una
especia de museo del comunismo pero acompañado por guitarras y nativos
que bailan.
Sí. Aquello no es un bloque de ciudadanos felices como afirma el sistema
de panfletos oficiales. Es una nación viva controlada por el
totalitarismo en la que, al menos, setenta presos políticos, uno de
ellos, Vladimir Morera en huelga de hambre, pasarán la última noche del
año 2015 en un calabozo. Y decenas de Damas de Blanco y activistas de
derechos humanos han sido encarcelados y maltratados en estos días
festivos como los arrestan y maltratan a lo largo de todo el año, de
todos los años.
Salud y fuerza para los que sueñan con la libertad.
Source: RAÚL RIVERO: Brindar y soñar en Cuba | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article51504985.html
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